EL COMBATE POR LAS PENSIONES

EL COMBATE POR LAS PENSIONES

Desde que Felipe González ocupó el poder en España, aupado por la social liberal (PSOE), a través del bipartidismo logrado con el PP, ambos lacayos del imperialismo yanqui y europeo, éstos no han parado de imponer contrarreformas sociales y laborales contra las conquistas que el movimiento obrero y sindical había arrancado a la dictadura franquista en sus últimos años de vida.

La banca española, que es la que les facilita el coste de las campañas electorales a fondo perdido, les exige compensaciones traducidas en privatizaciones de todo el presupuesto nacional público. Hace décadas que la gran banca con su cohorte de periodistas, economistas, diputados parlamentarios y ministros, orquesta campañas agoreras sobre el futuro de las pensiones y de la seguridad social, proponiendo fórmulas de “salvación” fascistas ejemplarizadas según el régimen de Pinochet y, ahora, la “mochila austriaca”.

En el fondo de ese derroche demagógico, lo que subyace es la desmedida codicia de la oligarquía bancaria por apropiarse de los 172.429 millones de euros anuales del presupuesto de la seguridad social, en donde se incluyen los 10.000 millones, destinados a las pensiones.

El acuerdo alcanzado el 28.06.21 por CC OO, UGT, CEOE, CPYME y GOBIERNO, en concordancia con la UE, es uno de los soportes a la política restrictiva que el Gobierno de la dictadura del capital, aplica a las clases sometidas a su exacerbado control. Este pacto es la continuidad de la reforma de Zapatero en 2011 y la de Rajoy de 2013, exigidas por el rescate impuesto por la UE a España.

El pacto alcanzado por la Mesa de diálogo social es un acuerdo tomado al margen de los y las pensionistas y de la clase obrera en general. Y, sobre todo, al margen de aquellos y aquellas que realmente han venido llenando las calles de protestas, defendiendo sus justas reivindicaciones a través de su organización y su lucha. Es un acuerdo hecho para frenar el impulso protestatario de los pensionistas y los movimientos sociales; con el único objeto de satisfacer la insaciable codicia de la burguesía y el gran capital, con el apoyo vergonzoso del reformismo sindical que encarna CC OO y UGT. Un acuerdo que se atribuye la falsedad de haber rescatado la aplicación del IPC al cálculo de las pensiones, cuando la realidad es que ya lo habían conquistado los pensionistas a través de sus movilizaciones. Un acuerdo que es rechazado por el movimiento obrero y popular, que, llamativamente, hacer arder las redes sociales en protesta por este colosal dislate.

La algarabía jubilosa orquestada por los medios de propagación gubernamentales y sus apadrinadores, lo presentan como una panacea para las familias trabajadoras jubiladas. Resaltan a bombo y platillo la bondad de garantizar el poder adquisitivo de las pensiones

a partir de 2022 y olvidan lo que, con las congelaciones, las han empobrecido desde el 2012 a 2021. Y callan también como garantizar para el futuro la financiación del sistema, desaprovechando la exigencia de una auditoría sobre los gastos impropios cargados indebidamente a las cuentas de las pensiones, que se calculan en 500 millones de euros.

Sustituyen el factor de sostenibilidad basado en el cálculo en función de los años cotizados, pero introducen otro eufemismo llamado “factor de equidad intergeneracional”, que aún tienen que estudiar. Pero lo que si han acabado ha sido el aumento de la media efectiva para la jubilación: antes de 64,5 años y ahora de 66,5.

No solo esto, las reformas en España vienen siendo el trueque por los préstamos recibidos de la UE, y en esto consisten los recortes. Las partidas dinerarias que van a llegar comenzarán a moverse por el pacto social firmado este año, y el chorreo de fondos pendientes lo harán tal como los pactos se sigan desarrollando. Serán condiciones aún más draconianas que las actuales; la opacidad del pacto ahora firmado oculta esta segunda fase en la que la UE presenta nuevas exigencias: una nueva reforma fiscal, una nueva reforma laboral y una nueva reforma de las pensiones.

Las pensiones y la lucha de clases

Desde los principios del movimiento obrero organizado, las luchas por las cajas de resistencia y el derecho a una jubilación digna ha sido y es una constante del proletariado, pese a que, en los tiempos modernos, algunas cúpulas de las organizaciones que dicen los representan, abdicaran de ello y les empujen a perder la conciencia a los de su dominio de influencia, para que no vean el problema por su desclasamiento. A este hándicap hay que añadir el efecto que la brega diaria laboral ejerce sobre quienes están sometidos a un régimen brutal de explotación, que apenas puede superar las privaciones de su vida presente, y que el jubileo lo ven como lejano en el tiempo y no ahora de forma acuciante.

Por tanto, el combate por las pensiones no puede librarse solo por quienes actualmente cobran una pensión, o no tienen ninguna. Es el principal problema general del proletariado, en posición laboral pasiva y activa.

El PCPC entiende que los movimientos de jubilados deben aliarse con los trabajadores explotados en los centros de trabajo, mediante la venta de su fuerza de trabajo para engordar la plusvalía de los capitalistas, y todos a una pelear por los derechos sociales contra las patronales que les oprimen y contra los gobiernos de la burguesía que, con recortes e impuestos, roban a los trabajadores y a los ciudadanos para que se enriquezcan más los ricos.

Los gobiernos, las patronales, los sindicatos y los partidos políticos amarillos, se unen para tomar acuerdos de saqueo de las pensiones y otras conquistas sociales. Obreros y pensionistas, una misma clase.

Los pensionistas que luchan diariamente en las calles, en las plazas, que hacen estudios valiosos y denuncian las tropelías del capitalismo contra las pensiones, han de pasar a otra fase concreta de lucha. Ir a la puerta de las empresas con sus manifiestos y sus

octavillas para concienciar a sus correligionarios jóvenes, denunciando a los partidos y sindicatos que se dicen de izquierdas y luego se alían con las patronales y la burguesía. Esta lucha hay que llevarla a todo el movimiento asociativo con el fin de ensanchar también la lucha vecinal y para que la ciudadanía valore a donde dirige su voto de compromiso en las urnas. Hay que elevar el clamor por unas pensiones dignas sin discriminación de género, que éstas se rijan por los presupuestos del Estado y no por la trampa del Pacto de Toledo.

El PCPC llama a sus bases militantes para que las células del Partido organicen su actividad al frente de los movimientos de masas, que tengan presente que las criticas de los comunistas van dirigidas a las cúpulas de las organizaciones timoratas o corruptas, nunca, a los trabajadores y trabajadoras honestos, explotados por el sistema capitalista.

Nuestro trabajo va dirigido a elevar culturalmente la conciencia del movimiento obrero y popular. Por la transición más rápida del capitalismo agresor, al socialismo-comunismo de amistad, bienestar, paz y concordia de todos los pobres del mundo.