RESOLUCIÓN POLÍTICA DEL VI PLENO DEL CC DEL PCPC

RESOLUCIÓN POLÍTICA DEL VI PLENO DEL CC DEL PCPC

El periodo de un mundo subyugado a los intereses oligárquicos de las metrópolis imperialistas burguesas, en los siglos XlX y XX se desmorona. Estamos en una crisis estructural sistémica, donde es imposible reproducir los grandes beneficios del capital obtenidos por la explotación del proletariado internacional. El sistema capitalista víctima de su propio desarrollo nos conduce a una crisis civilizatoria. La pérdida de hegemonía de las potencias expoliadoras y belicistas que hoy conforman la OTAN las orienta en una estrategia dirigida a conservar el poder mundial y ello nos conduce a un escenario dantesco donde la lucha de clases y la supervivencia del planeta son caras de una misma moneda. Las guerras, los saqueos y la opresión es la esencia del Estado burgués. En este, se vocifera hasta la saciedad la leyenda de igualdad, libertad y fraternidad, por los medios de comunicación de masas. Sin embargo, lo que se ofrece, es el relato depredador de un final trágico orquestado por los señores de la guerra que poseen un poder ilimitado concentrado en la OTAN.

Como consecuencia de todo lo anterior nos encontramos en una nueva fase del desarrollo histórico de la lucha de clases donde el capitalismo, antes de sucumbir, amenaza con poner en jaque a la humanidad. También con la guerra bacteriológica que afecta a 10.000 millones de personas de todo el planeta. Recordemos que la llamada Gran Guerra, primera de las mundiales, aniquiló a 8 millones de personas y la IIª a 62 millones. Los planes capitalistas de ahora pueden superar con creces estas comparaciones. Tres años y medio después de la terrible pandemia del COVID-19 y sus imparables variantes, podemos valorar la utilidad perversa que el capitalismo hace de ello a través del terrorismo creado por el estado de emergencia sanitaria. Es evidente que la guerra contra el coronavirus anticipa la nueva reorganización de la producción capitalista, como nos muestra la generalización del teletrabajo que esperaba su aplicación durante más de veinte años y, en general, el rompimiento del contrato social incluidas las libertades públicas y su habeas corpus a los ciudadanos.

La crisis estructural sistémica del capitalismo es tan profunda que nos precipita a una confrontación global donde podemos pasar de la guerra híbrida, situación en la que un país recurre al uso abierto de la fuerza armada contra otro país o contra un actor no estatal, además de usar otros medios (por ejemplo, económicos, políticos o diplomáticos), a pasar a una guerra nuclear con final apocalíptico. Hoy existe una colisión inevitable, conceptual, con las nuevas potencias emergentes del pasado colonial, las cuales están determinando un ciclo histórico, generado por una nueva realidad que desafía el status quo actual. Se tejen alianzas estratégicas en torno al proyecto de los BRICS y la diplomacia de las cañoneras no puede doblegar a China como lo hiciera en el pasado.

La oligarquía occidental y su modelo, en crisis terminal, está saqueando desaforadamente ahora los fondos económicos del Estado burgués (privatización de los servicios públicos, fraude fiscal y leyes de rapiña dictadas por los parlamentos títeres, fruto de la pseudo democracia burguesa). Los mecanismos para el orden internacional, U.E., F.M.I., B.M. y la OTAN, son instrumentos para la dominación de una oligarquía internacionalizada, con poder suficiente para la alienación masiva y control social, hecho que les permite, si no lo impedimos, acabar no solo con todas las conquistas sociales obtenidas por la clase obrera y su vanguardia el Partido Comunista, si no implicar a los pueblos de occidente en una guerra sin precedentes con oriente, lo que nos situaría en un conflicto de imprevisibles consecuencias.

Es el escenario propicio para incrementar los beneficios de unos “vampiros” que se alimentan con la sangre de los pueblos devorados, instrumentalizados mediáticamente, enfrentados por agravios étnicos, consecuencia de idealismos o nacionalismos trasnochados e intolerantes, que la burguesía parasitaria occidental sabe atizar. Surge de nuevo el odio fascista, penetrando en lo más profundo del egoísmo humano. Los pueblos son conducidos al sacrificio y a la inmolación a causa de la débil vanguardia marxista de la clase obrera.

Somos conscientes del gran retroceso que supuso la caída del socialismo en la Europa del este, y por ende de la debilidad actual de todos los partidos comunistas de nuestro entorno. La atomización de la URSS por diferentes causas: Una de ellas y no menos importante, el hostigamiento económico y militar permanente, que jamás desapareció, una soga al cuello que se perpetúa, amenazando al estado capitalista de la actual Rusia. La desclasificación de un número cada vez mayor de documentos secretos, redactados en 1989 y 1990 arroja luz sobre esta situación. Las pruebas demuestran que, contrariamente a lo que defiende Washington, la cuestión del futuro de la OTAN (no solo en la RDA sino en toda Europa oriental) surgió en febrero de 1990, poco después de la caída del “Muro”. Altos cargos estadounidenses, en estrecha colaboración con los líderes de la RFA, acordaron con Moscú durante las negociaciones llevadas a cabo ese mes, que la Alianza no podría expandirse ni siquiera a la mitad oriental de una Alemania aún por reunificar. Sin embargo ahora los EE.UU. y sus aliados de la OTAN están implicando también a España en la guerra de Ucrania. Un conflicto organizado por la reposición de un relato histórico tergiversado, favorable a los intereses de los fascistas del Maidán, que con el asesoramiento de la CIA han sabido explotar para hacerse con el poder por medio de un golpe de Estado.

¡Qué paradoja! las élites fascistas que gobiernan la actual Ucrania, inmolan a su pueblo en una guerra fratricida para formar parte de la única alianza militar intercontinental al servicio de EE.UU. La OTAN debería haberse disuelto después de que el Pacto de Varsovia lo hiciera. La OTAN fue rechazada por el pueblo catalán, el vasco y el canario, el 31 de enero de 1986 en referéndum, este referéndum sí fue aceptado por el régimen monárquico heredero del Franquismo, amañado por la socialdemocracia dirigida por Felipe González, el referéndum se saldó con la incorporación de España en esta alianza. Esto pone en peligro la integridad de nuestro espacio territorial, ya que poseemos en nuestro suelo bases militares de EEUU. Bases que son utilizadas en acciones punitivas contra los pueblos que se oponen a las estrategias imperialistas.

La crisis capitalista nos desliza sin duda a la dictadura militar global, donde la alienación social ya es un firme obstáculo para la toma de conciencia de clase y revolucionaria del proletariado. Este nuevo impulso del Nuevo Orden Mundial generará profundas contradicciones, que traerá nuevas y grandes luchas en las que el PCPC tiene el deber de estar inmerso.

Nuestro proyecto emancipador depende fundamentalmente de la intervención directa entre las masas trabajadoras, para organizarlas y dotarlas de conciencia de clase y revolucionaria. Hay que combatir la entelequia eurocomunista de que la derrota del poder burgués es posible en las urnas. Los hechos objetivos extraídos durante un largo tiempo demuestran todo lo contrario, es el sistema quien se refuerza por la participación cándida de aquellos que quieren destruirlo y que inconscientemente lo legitiman y lo hacen más fuerte y poderoso. Las formas pretendidamente “democráticas” que ofrece la burguesía para participar en su modelo de sociedad se van modificando en función de sus intereses a lo largo de la historia.

Sin renunciar a ningún campo de confrontación con el capital (las elecciones es uno), debemos priorizar sin demora las acciones que nos conduzcan a profundizar más en las contradicciones del sistema. Generemos contrapoder político de clase articulando un proyecto autónomo, revolucionario y reconocido por las masas explotadas. Un proyecto fruto de la realidad objetiva y de nuestra intervención directa en las luchas del movimiento obrero y popular. La subjetividad de los comunistas reconociendo el proceso dialéctico de la lucha de clases fortalecerá sin duda el Partido, prueba de ello fue la victoria contra la fracción izquierdista (del PCPC y PCPE, nuestro Partido hermano) que está derivando ahora en el revisionismo más burdo.

El abrumador ataque de los medios de comunicación al servicio del capital contra el Partido y décadas de malversación de nuestras ideas, orquestadas por aquellos desclasados que quebraron los vínculos con las masas trabajadoras en el movimiento obrero y popular (oportunistas y socialdemócratas que convivieron en nuestras filas y que finalmente se han convertido en la antítesis de lo que representamos como Marxistas Leninistas) nos exigen un esfuerzo superior para no ser rehenes de estrategias institucionales que solo sirven para fortalecer a la oligarquía imperialista y su mundo unipolar defendido a sangre y fuego.

Todos los mecanismos electorales antidemocráticos utilizados por el sistema opresor, toda la propaganda embrutecida para hacernos responsables de las injusticias que soportamos como clase y que genera el capitalismo, todas las encerronas “unitarias” para que nos diluyamos en el proyecto socialdemócrata, todo debe ser combatido. Tremenda tarea para nuestro Partido que está en inmensa desventaja frente a la tendencia ideológica imperante. Una ideología masificada y alienante, depurada por el control mediático donde el humano pierde su capacidad crítica y su ser social.

La pseudo izquierda de hoy es el resultado de la metamorfosis causada por el fin de la URSS y la simbiosis del discurso revisionista del oportunismo y el izquierdismo. Palabras gruesas para desenmascarar a la red intolerante que actúa para cercar el proyecto del Poder Popular. Como nuestros principios ideológicos y organizativos han de servir para salir de esta tormenta, compartiremos ámbitos en determinados momentos que generen las contradicciones suficientes para cambiar el rumbo de unos “almirantes” poco interesados en la organización real de la clase obrera, que no confían en ella, ni en la ruptura con el sistema imperante, y que sólo buscan espacios para participar institucionalmente del Estado capitalista y negociar con el enemigo de clase, esa es la realidad, mal nos pese, que tenemos que transformar.

En el plano teórico será necesario una alianza de fuerzas políticas que sumen las demandas de las clases populares de todo el ámbito estatal para conformar el bloque republicano que derribe a la monarquía. No es posible (como quedó demostrado) que de manera unilateral, sectores de la burguesía catalana aterrados por perder sus privilegios de clase sean ellos solos los que dirigen un proceso de ruptura de tanta enjundia. Represión y marcha atrás al estatus autonómico es la respuesta del Estado otánico.

Estas operaciones utilizando a las masas, con el fín de mantener su status quo por el temor a proletarizarse en esta crisis sistémica capitalista, tiene una contrapartida lamentable que es la desmovilización de la clase obrera y el desarrollo del fascismo, arma punitiva de la oligarquía parasitaria que gobierna realmente nuestro país.

Abordar el plano general de la lucha política que hoy enfrenta el proletariado internacional y por ende a nuestro Partido como vanguardia revolucionaria en Catalunya es un deber ineludible, exigido en este momento de amenaza de Guerra Mundial.

Comité Central del PCPC

3 de junio 2023