¡Es increíble! son delirantes las contradicciones que los representantes del Estado muestran con sus declaraciones en los medios de comunicación. Declaraciones controvertidas, en el uso o no de mascarillas, o en la necesidad de utilizar guantes por parte de toda la población. Los criterios son cambiantes, en función de si se dispone o no de este material. Un material que llega a cuentagotas, y que al no poseerlo con celeridad, ha provocado el crecimiento de la pandemia. Desgraciadamente los esfuerzos de las autoridades sanitarias chinas, advirtiendo de los efectos terribles de esta pandemia, no causaron el efecto deseado, y la activación del Estado de Alarma y la defensa sanitaria contra el virus vino tarde, mal y sin los recursos necesarios para hacerle frente.
Por desgracia, estas contradicciones se acentúan aún más en estos momentos, el Gobierno determina “flexibilizar” el confinamiento, enviando a millones de trabajadores y trabajadoras a sus centros de trabajo el próximo lunes 13 de abril. Estamos contemplando los acontecimientos con mirada atónita, mientras la ciudadanía cumple, y aplica solidariamente las recomendaciones constantes a permanecer bajo reclusión en nuestros hogares, evitando la expansión de la pandemia, el ejecutivo reacciona estos días en dirección contraria, y el próximo lunes, millones de personas abordaran los transportes públicos y los centros de trabajo con apenas protección.
Sin tener en cuenta las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) ni del Comité de Expertos (creado a iniciativa del mismo gobierno) que reclaman más tiempo de confinamiento, el Gobierno de Pedro y Pablo someterá a los trabajadores y las trabajadoras al estrés inaceptable de la posibilidad de contraer el virus y perder la salud. Es la vieja doctrina del capital, el interés del beneficio de unos pocas personas prevalece por encima de la salud de todas, es la doctrina que ineludiblemente comparten estos “apóstoles” que se reclaman redentores de las clases populares. El quebrantamiento prematuro del confinamiento pondrá a prueba la eficacia del Estado de Alarma y la clase obrera será el termómetro para comprobar si la pandemia retrocede o perecemos todos en el intento.
La presión ejercida por la oligarquía financiera al Gobierno ya tiene su recompensa, y las sirenas ponen en marcha el engranaje de la maquinaria productiva. Más beneficios capitalistas en tiempos de crisis y zozobra social. En esta situación se descubre el as bajo la manga, es el calculado y ambiguo discurso utilizado estos días, que no concreta qué ramos de la producción son necesarios y que obliga a todas las personas trabajadoras asalariadas a cumplir con sus obligaciones contractuales, so pena de despidos o sanciones en unas economías familiares denostadas por tantas crisis de este sistema endémico. Son medidas de una clase política servil a la burguesía, marionetas de un sistema basado en la explotación depredadora sobre el ser humano y el planeta. El proyecto transversal que dicen representar, revienta en mil pedazos, frente a la contradicción fundamental, la contradicción trabajo – capital.
La oligarquía, estos “Padres de la Patria”, sabedores de la realidad social, y por ende, de la indefensión y desorganización de las capas populares (con precariedad en derechos laborales y sociales y atenazada por leyes represivas) atiende a su lógica depredadora y no tiene reparos en recrudecer el grado de descomposición que el sistema capitalista soporta por las continuas crisis que provocan el empobrecimiento constante de las personas trabajadoras.
Con esta directriz tan temeraria, que puede derivar en un incremento de contagios (nuestro país está a la cabeza con el mayor índice de contagios y muertos por habitante). No queremos ni imaginarnos un incremento de infecciones, resultado de estas medidas. Lamentablemente nos situaría en un escenario de conflictos sin precedentes y de incalculables consecuencias. Como siempre, la capacidad y la sensatez de la clase obrera consciente, demostrada en innumerables ocasiones, será la que encontrara la salida.
Es la antesala del derrumbe del sistema capitalista. La humanidad entera ya no puede soportar la carga de tantos conflictos bélicos y humanitarios. Todos ellos generados por el Imperialismo y sus ansias de rapiña; interviniendo y alterando el medio ambiente mediante corporaciones codiciosas que asolan el planeta, posibilitando el desarrollo de virus mortales para las clases más pobres y en los países con sistemas sanitarios más débiles a costa de economías depredadoras.
Este sistema es el idóneo para personajes como Donald Trump o Christine Lagarde y sus agresivos planes para finiquitar los pocos derechos sociales que mantenemos fruto del esfuerzo titánico de personas luchadoras revolucionarias, muchas de ellas de tradición comunista.
Camaradas, compañeras y compañeros, en esta hora tan difícil el Partido está con vosotras y vosotros, en todos y cada uno de los frentes de lucha, exigiendo nuestros derechos y combatiendo la injusticia.
Nos veremos en la movilización popular y en la concreción del Frente Obrero y Popular al Socialismo.
Salud y Tercera República
Comité Ejecutivo del PCPC