La obra política, práctica y teórica de Lenin suma tan monumental magnitud que para los aspirantes a comunistas la visita a tan espléndido edificio debería constituirse en un hábito permanente. Pero, al menos, aprovecharemos la ocasión que produce la fecha de su natalicio para realizar una aproximación a algún rasgo de su obra.
Los motivos para hacerlo no tienen fin. En este escrito no vamos a considerar su formidable y crucial presencia y acción en realizaciones tales como la construcción del partido o la fabulosa hazaña de la Revolución Soviética. Sin olvidar, claro está, que “sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario”.
El escrito va encaminado a destacar un objetivo que marcó decididamente su trayectoria revolucionaria, aunque quizá se deslice un tanto más desapercibido y posiblemente sea olvidado con frecuencia. No es otro que su impenitente e insistente voluntad por realizar lo que él mismo designó como “la fusión del marxismo con las masas”.
Para ello nos proponemos destacar tres elementos fundamentales de la impronta revolucionaria
IDEOLOGÍA BURGUESA O IDEOLOGÍA SOCIALISTA.
En el extraordinario folleto Qué hacer, un tesoro teórico y político, se demanda para cada militante comunista, por consiguiente, para el partido en su totalidad, la necesidad revolucionaria de intervenir en el movimiento obrero sin rebajar en absoluto “la ideología socialista”, pues “todo lo que sea separarse de ella significa fortalecer la ideología burguesa”.
Tarea nada simple ni sencilla, pero es la que se reclama a la militancia comunista en toda situación. Se ha de asimilar que nunca se dispondrá de “buenas condiciones”; eso sí, la militancia, el partido, gozará siempre de las mejores: las de ahora, que son únicas. Hay que insistir: las mejores.
Una vez asentado el objetivo de la política comunista, el esfuerzo consiste en propiciar la aproximación continua a la meta de fundir marxismo y masas, que ya es asunto de nuestra inteligencia, de nuestra organicidad, de nuestra habilidad; partir siempre de las circunstancias reales; el encontrar el modo de actuar con las masas, en sus organizaciones y luchas, asumiendo la situación concreta para transformar el nivel de conciencia y su estado organizativo; y transformar ambos elementos hacia el objetivo más elevado del socialismo. Y, por supuesto, no partir de “nuestros científicos y justos deseos”; por el contrario, comprender cuáles son las necesidades y aspiraciones de esas masas.
No echar en olvido o disminuir su importancia: Es en las luchas y en las agrupaciones de masas, sean permanentes o transitorias, en las que hay que incluirse y participar para que, en sintonía con ellas, sean ellas mismas las que debatan, comprendan el problema y decidan en su resolución. No solo realizando proclamas desde directivas o ejecutivas de “clase”, que en muchos casos no tienen ni procuran ni encuentran la menor cercanía con los conflictos y el estado de ánimo de las masas.
DISCIPLINA. POR EXPERIENCIA PROPIA
Es cierto, lo sabemos, la revolución la hacen las masas. Esta corta frase que decimos comprender y asumir, ha de ser el mandato que guíe nuestra acción política.
En su conocido y extraordinario texto ” El izquierdismo…” Lenin analiza determinadas condiciones que posibilitaron la Revolución de octubre. Entre otras señala dos que, puede decirse, para él contenían el armazón tectónico al que se amarró la eficaz acción revolucionaria. Una fue la disciplina “férrea” conseguida por el partido, disciplina consistente en la exigencia de implicación en las tareas revolucionarias; la otra fue, y Lenin lo señala muy expresivamente, la fusión del partido con las masas. O lo que es lo mismo: en ese preciso momento histórico se alcanzó la fusión de marxismo y masas. Comprensión y fusión con el marxismo que estas no alcanzan, por supuesto, ni siquiera principalmente por el estudio laborioso y sistemático de los textos de Marx y Engels; por el contrario, lo imprescindible es saber que las masas aprenden y se convencen por propia experiencia. La fusión se realizó, lo que supone un elemento decisivo por el acierto en comprender y seguir la dirección partidaria sustentada en el complejo y completo análisis marxista del momento histórico concreto, en el conocimiento más completo posible de la dialéctica histórica.
PRÁCTICA CRITERIO DE VERDAD. UNIVERSAL/PARTICULAR.
Una más de las contribuciones de Lenin a la Revolución Socialista consiste en su firme anclaje en la dialéctica materialista que se desprende de El capital. Su firme anclaje en la dialéctica le permitió realizar excepcionales aportaciones hacia el sueño de la sociedad comunista (Lenin una vez dijo “¿nos está permitido soñar? “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.”)
La utilización frecuente de términos como dialéctico, dialéctica, materialismo dialéctico reclama y demanda a la vez el mayor conocimiento de dichas expresiones y escapar del uso retórico, o como una “muletilla”, de los mismos.
La difusión de estos elementos teórico políticos que constituyen los elementos máximos de la fundamentación teórica comunista corresponde exclusivamente a nuestra actividad como militantes: Materialismo histórico y dialéctico, la teoría marxista y leninista del conocimiento, la dialéctica…, son cosa nuestra.
Tienen mucho que ver con el asunto abordado en este escrito de la fusión marxismo y masas tratado por Lenin, porque aquí es obligado el evidenciar el jalón ya fijado en el Qué hacer de que todo lo que sea separarse de la ideología comunista “significa fortalecer la ideología burguesa”, además, porque para mayor inri, el propio Lenin nos dijo de una vez y para siempre que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario”.
Lenin apoyado en la dialéctica materialista desplegada por Marx, sobre todo en El capital, nos ofrece algo más que una guía para desarrollar la actividad política comunista entre las masas. Señala su existencia como masas inmersas en luchas de clases entre explotados y explotadores, entre opresores y oprimidos, y entre parásitos y creadores. Luchas de contenido muy diverso, despliegan diferente grado de desarrollo tanto de conciencia como organizativo y persiguen objetivos distintos. Luchas que no atraviesan por períodos de armisticio, pues jamás hay paz social. Todo lo contrario, cuanto más sin aliento y paralizado se encuentre el proletariado, más encarnizada es la acometida de clase de la burguesía. Por tanto, se convierte en algo imprescindible facilitar al máximo la lucha de la clase trabajadora, para que aprenda de su experiencia, de su práctica.
Para el comunista, la práctica significa criterio de verificación de la verdad, a la vez que comprende una superior cualidad en cuanto es realización del conocimiento. La práctica que proporciona conocimiento por sí misma, pues el conocimiento teórico, y hay que reclamar atención a esta precisión, se realiza en la práctica. Práctica que sirve para algo más que como comprobación de que algo salió mal o bien.
Es ahondando en la práctica de las masas que podemos desarrollar el conocimiento teórico que nos permita de nuevo profundizar en la lucha de clases. Regresar a ella con fundamentos más profundos y sólidos para proceder al análisis concreto de la situación concreta, o sea. unir lo particular con lo universal. Porque el marxismo-leninismo se funda en la interpretación concreta de lo universal. Porque, nos dice Lenin “…el universal que abarca en sí… ((¡toda la riqueza de lo particular y lo singular!)”. Porque eso permitirá…el conocimiento histórico, la situación concreta en que se encuentra la lucha de clases; que es conocimiento de concreciones, de procesos singulares, de universalidades concretas. Porque el conocimiento de lo concreto, de lo particular, de lo singular, ha de ser coherente con el desarrollo histórico general y encauzar y desarrollar la lucha de clase hacia su objetivo.
Podemos extraer la conclusión de que la incesante actividad político-teórica de Lenin estuvo marcada por su persistencia en el objetivo último que persiguió y que para conseguirlo todo no eran sino pasos e instrumentos, como el propio partido o la dictadura del proletariado o su firmeza ante la dialéctica materialista. Objetivo no otro que la Sociedad Comunista. Una sociedad sin explotación, también sin dominación de clase y que a sus otras muchas características se le une la de ser una sociedad de valores de uso. Adiós a la mercancía, adiós al valor de cambio.
Siempre ¡GRACIAS!, Lenin.
Abril 2020
Secretaría Ideológica del CC del PCPE.